El fragmento debe ser como una pequeña obra de arte, aislado de su alrededor y completo en sí mismo, como un erizo -- Friedrich Schlegel --

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jueves, 30 de agosto de 2012

Elogio de la locura

   Es parte de la definición del sentimiento el que nazca en nosotros sin la intervención de nuestra voluntad. En cuanto queremos sentir (decidimos sentir, tal como Don Quijote decidió amar a Dulcinea) el sentimiento ya no es sentimiento, sino una imitación del sentimiento, su exhibición. A lo cual suele llamarse histeria. Por eso el homo sentimentalis (es decir, el hombre que ha hecho del sentimiento un valor) es en realidad el homo hystericus.
 Milan Kundera: La inmortalidad, pág. 231



   El amor falso es un sentimiento pequeño, el amor verdadero es un sentimiento grande. Pero desde el punto de vista del absoluto ¿no es pequeño cualquier amor? Claro. Por eso el amor, para demostrar que es verdadero, quiere ir más allá de lo razonable, quiere no tener medida, quiere ser improbable, ansía convertirse en "delirios de pasión"... en otras palabras, ¡quiere enloquecer!
Milan Kundera: La inmortalidad, pág. 335.




    El amor, por definición, es un regalo no merecido; ser amado sin mérito es incluso la prueba de un amor verdadero. Si una mujer dice: te quiero porque eres inteligente, porque eres honrado, porque me compras regalos, porque no vas con mujeres, porque lavas los platos, me decepciona; ese amor tiene todo el aspecto de ser algo interesado. Cuánto más hermoso es oír: estoy loca por ti aunque no seas ni inteligente, ni honrado, aunque seas un mentiroso, egoísta y sinvergüenza.
Milan Kundera: La lentitud, pág. 59.



   Creo que el grado de aburrimiento, si pudiera medirse, es hoy más elevado que antes. Porque las profesiones de antes, al menos la mayoría, eran impensables sin una apasionada dedicación: los campesinos enamorados de su tierra (...); los zapateros que conocían de memoria los pies de los vecinos (...). Cada profesión había creado su propia mentalidad, su propia manera de ser. Un médico no pensaba como un campesino, un militar se comportaba de un modo distinto a un maestro. Hoy somos todos iguales, todos unidos por la común indiferencia hacia nuestro trabajo. Esta indiferencia ha pasado a ser pasión. La única pasión colectiva de nuestro tiempo (...). Todo cambió cuando te conocí. No porque mis trabajitos pasaran a ser más apasionantes, sino porque convierto todo lo que ocurre a mi alrededor en tema de conversación contigo.
Milan Kundera: La identidad, págs. 90-91.




FIN DEL VERANO KUNDERA

4 comentarios:

Ana dijo...

¿Qué bien elegidos esos fragmentos de los diversos libros de Kundera?
Son sugerentes e ineludiblemente te arrastran a leer todos y cada uno de sus libros.
Comencé, con cierto excepticismo, "La broma", y la verdad es que lamento no haberle dado preferencia respecto a mis lecturas del verano-exceptuando el HsA, claro-.

benariasg dijo...

Gracias Ana, aunque me pregunto si el título de la entrada tendría que ir entre interrogaciones, en realidad Kundera es bastante crítico con lo que se trasluce en las dos primeras citas.
Al final, el verano Kundera siguió un poco más y releí La ignorancia, que puedes encontrar en la biblioteca del centro y me gustó especialmente, para mí la mejor de su trilogía final.

Ana dijo...

He leído poco a Kundera para decirte si serían adecuadas unas interrogaciones en el título, en cualquier caso las que yo he puesto en la frase inicial de mi comentario serian exclamaciones.
Por cierto, tomo nota de tu sugerencia.

Morgenstern dijo...

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